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Para los adolescentes: en qué consiste la hepatitis

La hepatitis es una enfermedad que daña el hígado al inflamarlo. Puede deberse a la grasa en el hígado, al alcohol, a drogas, a medicamentos a base de hierbas, a otros medicamentos, a toxinas, a la obesidad o a afecciones inmunitarias o genéticas. También puede ser a causa de un virus.

Existen 5 tipos de hepatitis viral. Los más comunes en EE. UU. son la hepatitis A, B y C. La hepatitis A se transmite a través del contacto sexual o de alimentos o agua contaminados. Las hepatitis B y C se transmiten por medio de los líquidos corporales, de las relaciones sexuales o de agujas infectadas. La hepatitis D solo se presenta en personas con hepatitis B. Y la hepatitis E es peligrosa, en especial en mujeres embarazadas.

La hepatitis viral se puede tratar. Pero a menudo el virus permanece en el cuerpo. La hepatitis B se puede controlar, pero pocas veces se cura. Por lo general, la hepatitis C se puede curar. La hepatitis A suele ser aguda (de corto plazo). Esto significa que probablemente mejores sin tratamiento después de unas semanas. En algunos casos, la hepatitis puede producir daños graves al hígado e incluso la muerte.

Existen vacunas para prevenir la hepatitis A y la hepatitis B. Si estás en riesgo, pregúntale al proveedor de atención médica sobre estas vacunas. No existen vacunan para prevenir la hepatitis C.

Proveedor de atención médica colocando una inyección en la parte superior del brazo de un adolescente en la sala de examinación.

¿A qué debo estar atento?

La hepatitis puede presentar síntomas poco después de que el hígado se inflame, como en el caso de la hepatitis A. Sin embargo, es posible que algunos tipos de hepatitis no presenten síntomas durante meses o incluso años después del inicio de la enfermedad. Pero, con el transcurso del tiempo, los daños al hígado pueden causar graves problemas de salud.

Los síntomas de la primera etapa pueden ser los siguientes:

  • Cansancio

  • Pérdida del apetito

  • Náuseas

  • Dolores musculares

  • Fiebre

  • Orina de color amarillo oscuro

  • Heces de color gris o parecido al de la arcilla

  • Diarrea

Los síntomas en la etapa más avanzada son los siguientes:

  • Color amarillento de la piel o los ojos (ictericia)

  • Hinchazón en las piernas y el abdomen

  • Orina de color amarillo oscuro

  • Sangrado interno

Tratamiento

La hepatitis A puede tratarse con reposo y cuidados hasta que desaparezca. No es crónica (de largo plazo).

Las hepatitis B y C, por lo general, se vuelven crónicas. Te derivarán a un proveedor de atención médica especial. El proveedor te dará más información sobre la enfermedad y sobre cómo manejarla. También deberás hacerte chequeos para asegurarte de que el hígado funcione correctamente. La hepatitis C se puede curar con medicamentos que suelen administrarse por vía oral durante 8 a 12 semanas.

Si tienes algún tipo de hepatitis no viral, consulta a un especialista para que te ayude a controlar y tratar la enfermedad. No consumas alcohol. Intenta mantener un peso saludable, hacer ejercicio y controlar cualquier otra afección, como la diabetes. Esto es importante más allá del tipo de hepatitis que tengas. Una afección llamada esteatohepatitis no alcohólica (EHNA) se está convirtiendo en una causa común de hepatitis, incluso en adolescentes.

¿Qué sucede si no recibo tratamiento?

Las hepatitis B y C pueden permanecer en el cuerpo y seguir dañando el hígado. También aumentan el riesgo de tener cáncer de hígado. Con el paso de los años, es posible que sea necesario un trasplante de hígado. Beber alcohol y tener sobrepeso puede empeorar la enfermedad. Así que no bebas alcohol y mantén un peso saludable.

Cómo prevenir la hepatitis

Nunca compartas agujas ni dispositivos semejantes para perforaciones corporales, tatuajes ni drogas. Las hepatitis B y C pueden transmitirse a través de agujas infectadas. Nunca tengas relaciones sexuales sin protección. Si crees que podrías haberte expuesto a la hepatitis B o C, hazte una prueba de detección del VIH.

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